domingo, 4 de noviembre de 2007

Dar gracias

¿Hemos valorado la importancia de dar las gracias?

No sé si a veces lo hacemos por mera cortesía, pero aún así tiene su crédito.

Yo no lo había entendido, hasta hace poco. Yo era de los que pensaban que dar las gracias era algo así como mero formalismo, como que pensaba que lo importante era lo que se había hecho y no tanto el dar las gracias, como que dar las gracias era para personas que necesitaban que se les reconociera lo que sea que hubiesen hecho, es decir, que era de débiles.

Pero, ¿han trabajado arduamente en algún proyecto, y puesto todo su esmero y dedicación, no por ser reconocidos, sino por el mero deseo de que ese proyecto salga bien?

¿Y te han dado las gracias?

Como dicen... que le den las gracias a uno, es lo mínimo que se espera.

Yo no lo sabía, pero a mi también me gusta que me den las gracias.

Pasaron unos muchachos de secundaria a hablar sobre un campamento, en el que había servido. En realidad me esforcé para que este campamento fuera divertido y diera fruto. Más que nada, puse todo aquello que había aprendido en mis pocos años de experiencia.

Y el último dijo: "Y le doy las gracias a los servidores, a Fernando, a Enrique, a Agustín y al Alan", y lo dijo en frente de todos.

En verdad me conmocioné.

Iba Jesús de camino a Jerusalén y pasó por los límites de Samaria y Galilea. Al entrar a un pueblo, diez hombres leprosos le salieron al encuentro. Se quedaron a cierta distancia y gritaron: "Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros."

Jesús les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes."

Mientras iban, quedaron sanos. Uno de ellos, al verse sano, volvió de inmediato. LLegó alabando a Dios en voz alta y echándose a los pies de Jesús, con el rostro en tierra, le daba gracias. Este era samaritano.

Jesús entonces preguntó: ¿No eran diez los que quedaron sanos? ¿Dónde están los otros nueve? ¿El único que ha vuelto a alabar a Dios ha sido este extranjero? En seguida dijo al hombre: "Levántate y vete; tu fe te ha salvado."
(Lucas 17: 11-19)

Gracias te doy Señor por la vida que me das, y que tanto doy por seguro que me pertenece.

Gracias te doy Señor, pues con esta vida te he conocido y he experimentado tu amor, y me has mostrado la Verdad.

Gracias te doy Señor, por apiadarte de este hombrecillo tan débil y tan insignificante, que constantemente pierde el camino, y que a pesar de eso, no limitas tu amor y tu cariño.

Gracias te doy Señor, por esa protección con que siempre me has preferido.

No hay comentarios: