lunes, 24 de diciembre de 2007
La palabra de Dios se hizo hombre
y frente a Dios era el Verbo,
y el Verbo era Dios.
El estaba frente a Dios al principio.
Por El se hizo todo y nada llegó a ser sin El.
Lo que llegó a ser, tiene vida en El,
y para los hombres esta vida es la luz.
La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no pudieron vencer la luz.
Vino un hombre de parte de Dios: este se llamaba Juan.
Vino para dar testimonio;
vino como testigo de la luz, para que, por él, todos creyeran.
No era él la luz, pero venía como testigo de la luz.
Porque la luz llegaba al mundo,
la luz verdadera que ilumina a todo hombre.
Juan 1: 1-9
...
Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros:
Hemos visto su gloria, la que corresponde al Hijo Unico
cuando su Padre lo glorifica.
En El estaba la plenitud del Amor y de la Fidelidad.
Juan 1: 14
...
Mi Señor... mi Rey... mi Dios
viernes, 21 de diciembre de 2007
El gigante de la Muerte
Entonces de pronto los cielos se oscurecieron, y una gran sombra cubrió los corazones de todos los presentes.
Jamás se había visto que algo así ocurriera, no en el día que se supone es el más largo de todo el año, no en la planicie dorada donde se supone concentra con mayor fuerza sus rayos el Sol.
Pero había algo en esa oscuridad, sombras que no eran de este mundo, y dentro de esas sombras gritos de angustia y desesperación que quemaban los oídos de todas aquellas pobres almas que eran muy débiles para resistirlo.
Y finalmente… tambores en lo profundo.
Y mientras duró aquello las espadas dejaron de chocar y los gritos de guerra se apagaron, pues los corazones se les habían inclinado hacia el miedo, como presas arrinconadas indefensas por un poderoso depredador, y nadie de los que estaban ahí podría imaginar el destino trágico que les esperaba, nadie excepto Apolo, pues es bien conocido que Apolo, además de ser Señor del Guardián del Agua, es conocido también como el caballero de la Sabiduría, habilidad inherente al Espíritu que reside en su armadura.
“Es el gigante de la muerte”, murmuró entonces él con exquisito porte.
miércoles, 12 de diciembre de 2007
Que tengas Paz y Amor
Si no la tienes, no pierdas la Esperanza, pues todo mal termina por vencerse.
Es sólo quizás, que has buscado en los lugares equivocados.
Te invito, sinceramente, a que reflexiones por un momento, y pienses en todo aquello que te hace feliz y en todo aquello que no.
¿Te habías puesto a pensar en ésto antes?
A veces, queremos llenarnos la vida con tantas cosas, que simplemente perdemos la perspectiva, de aquello que es necesario, de aquello que en verdad nos llena, de aquello que sí nos hace felices.
Según la Ética, los bienes o valores (aquello a lo que le das valor, lo que "valoras") se pueden clasificar de acuerdo a su trascendencia o duración, o en otras palabras... ¿cuál dura más?
¿Qué te hace feliz por más tiempo?
¿No sería mucho más fácil dedicarnos solamente a aquello que nos hace feliz por mucho más tiempo, que a aquello que nos hace feliz por sólo un ratito?
¿No nos haría la vida mucho más sencilla?
¿No sería mejor dejarnos de complicarnos tanto la vida?
Pues dice la Biblia:
"Dios hace al hombre sencillo, y él solo es el que se complica la vida"
Sólo recuerda, cuánto tiempo le has dedicado a todas aquellas cosas que en realidad no te hacen feliz, o en otras palabras...
¿Cuánto tiempo más vas a esperar para ser realmente feliz?
Porque sólo te digo, recuerda que no viviremos para siempre, y el tiempo... simplemente sigue su curso.
En verdad, quisiera tener mejor palabras para explicarte ésto, pero por el momento, hasta aquí me permiten mis limitaciones.
Sólo espero que puedas encontrar un poco de apoyo en este mensaje.
Y si no, humildemente te pido disculpas... por hacerte perder tu valioso tiempo leyendo ésto.
En verdad, deseo que tengas Paz y Amor en tu vida.
En verdad, deseo que seas Feliz.
jueves, 6 de diciembre de 2007
El temor de Dios
El temor de Dios recrea el corazón, da alegría, gozo y larga vida.
Al que teme al Señor le irá bien al fin de su vida, y será bendito en el día de su muerte.
El comienzo de la sabiduría es temer al Señor; él pone la sabiduría en el corazón de sus fieles antes que hayan nacido.
Sirácides 1: 11-14
sábado, 1 de diciembre de 2007
¿Cuándo fue la última vez…?
Ya casi no admiro las nubes blancas que flotan en lo alto
Ya casi no me detengo a oler la flor
O sentir la brisa del viento
O ver las hojas de los árboles moverse
O escuchar el canto de los pájaros
O el susurro del viento
Ya casi no veo a los pétales de las flores danzar por los suelos
O sentir los rayos del sol que me calientan
¿Cuándo fue la última vez que vi las estrellas?
¿Cuándo fue la última vez que no tuve preocupaciones?
¿Cuándo fue la última vez que me divertí?
¿O me reí hasta quedarme sin aire?
¿Cuándo fue la última vez que estuve en silencio?
¿Cuándo fue la última vez que vi el amanecer?
¿Cuándo fue la última vez que me senté a escucharte?
O más aún…
¿Cuándo fue la última vez que estuve a tu lado
sólo por el simple placer de estar contigo?
Pues los días se me van y no regresan más
Las horas pasan y no las veo venir
La vida se me acaba y no la disfruto
Tal vez tengo muchas preocupaciones
Tal vez hago como que estoy ocupado
Tal vez me afano demasiado
y no me doy cuenta, que los placeres más bellos de la vida
son los que están frente a nuestros ojos
Tal vez… necesito empezar a vivir…