miércoles, 2 de abril de 2008

Karen y Alan: "La historia de un dulce amor"

Aquel día desperté totalmente abatido.

La casa estaba vacía, ya que todos habían salido, así que hice lo único que podía hacer en ese momento… salí a caminar.

Hay un parque muy cerca de mi casa, tiene muchos árboles grandes y un pequeño camino de tierra que atraviesa por en medio de ellos. Es un lugar bastante agradable cuando te quieres apartar un poco del ruido de la vida cotidiana.

Recuerdo la quietud del lugar, el sonido del aire jugando entre las ramas de los árboles, el brillo del sol en lo alto del cielo.

Me encontraba yo caminando, aún muy sumergido en mis pensamientos, cuando de pronto dos chiquillos me rebasaron.

Entonces salí del trance.

No me había dado cuenta, pero ese día en particular había mucho movimiento de chicos y chicas, como de secundarias jugando torneos de fútbol o algo en los campos del parque. Incluso había equipos de mujeres jugando, lo que llamó un poco mi atención, pero más aún:

¿Cómo es que no me había dado cuenta de ello cuando llegué?, pensé. ¿Desde cuando están ahí?

No quise darle mayor importancia, por lo que simplemente seguí caminando.

Entonces, nuevamente fui rebasado, esta vez por un grupo de chicas.

Aún hoy tengo mis dudas, pero en ese momento me pareció percibir de entre el grupo de chicas “ciertas miradas”. Si hoy no lo entiendo, mucho menos entonces, no es que pudiera estar seguro de lo que había pasado entonces, pero era como si hubiera pasado y a la vez no hubiera pasado, como si mis ojos hubieras visto algo, pero en mi mente hubiera percibido otra cosa.

Quien sabe, hay miradas que son tan sutiles que divagan entre lo real y lo que no.

Si en aquel entonces me hubiera puesto a analizar todo esto, hubiera pensado que estoy loco, pero como dije, en esos momentos simplemente no entendía lo que había pasado.

Continuará...