lunes, 7 de enero de 2008

El gigante de Metal

La noche es fría y la lluvia pesada.

En realidad, no hay mucho que ver, sólo las mismas sombras quietas, que adornan el mismo paisaje de siempre.

Paso a paso, el gigante hace su recorrido habitual.

Se respira un ambiente de tranquilidad, y esto Rodrigo mejor que nadie lo sabe.

Para él es un simple paseo, puesto que éste es uno de los pocos momentos en que se puede sentir lo suficientemente libre, la ronda de vigilancia nocturna.

Él, junto con el "Ocaronte" ha recorrido estos páramos muchas más veces de las que podría recordar, y siempre la noche ha usado su magia sobre él.

No se puede escuchar más que el sonido de la lluvia chocando contra la tierra.

Pero entonces, algo lo inquieta, una sombra que no parece armonizar con el resto del paisaje.

Rodrigo se queda inmóvil por unos segundos tratando de vislumbrar cualquier detalle, sin embargo es inútil, está demasiado oscuro.

De pronto la lluvia se detiene, y la nubes se dispersan, y la luz de la luna deja al descubierto la imponente figura de un robot enemigo.

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