lunes, 28 de enero de 2008

Cada día tengo una cuenta que saldar

En la mañana, al despertar, un nuevo día comienza.
La luz del Sol entra por mi ventana.
El cielo comienza a brillar.

Yo abro mis ojos,
doy un profundo respiro,
y estiro mis brazos.

Escucho el sonido del amanecer,
y por un instante me quedo en silencio.
Respiro la paz del momento.

Sentado, en mi cama, muevo los dedos de mis pies.
Siento cada músculo trabajar,
y me quedo mirando a la nada.

Por fin me levanto, me dispongo a empezar,
tengo una cuenta muy grande que saldar...
he despertado un día más.

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