El temor de Dios es gloria y motivo de orgullo, alegría y corona de triunfo.
El temor de Dios recrea el corazón, da alegría, gozo y larga vida.
Al que teme al Señor le irá bien al fin de su vida, y será bendito en el día de su muerte.
El comienzo de la sabiduría es temer al Señor; él pone la sabiduría en el corazón de sus fieles antes que hayan nacido.
Sirácides 1: 11-14
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